¿Tu falta de sueño está promoviendo conflictos?

Dormir mal no solo afecta tu rendimiento laboral y personal; también puede colocarte en un estado emocional más frágil, donde es mucho más probable que entres en conflictos con quienes te rodean.

Lo curioso es que muchas veces esos roces no ocurren con desconocidos, sino con las personas más cercanas: tu pareja, tus hijos, un colega o un familiar. Justo con quienes menos quisiéramos desgastar la relación.

¿Por qué pasa esto?
Durante la noche, mientras duermes, tu cerebro procesa emociones y memorias. Si ese proceso se cumple adecuadamente, despiertas con una mayor capacidad de regular tus reacciones. En cambio, si duermes mal, es más probable que:

  • Reacciones de manera exagerada ante situaciones normales.

  • Percibas los problemas como más grandes de lo que realmente son.

  • Te muestres más irritable o agresivo con los demás.

El mejor ejemplo es el de un niño de 2 años cuando se salta la siesta: irritabilidad total. Los adultos no somos tan diferentes.

La próxima vez que te descubras en un estado irritable, impulsivo o con poca tolerancia, pregúntate: ¿Cómo estoy durmiendo últimamente? La respuesta muchas veces está ahí.

Cuando acumulamos noches de sueño reparador:

  • Tomamos mejores decisiones.

  • Somos más pacientes y empáticos.

  • Mejoramos nuestra capacidad de escuchar y concentrarnos.

Esto impacta directamente en la calidad de nuestras interacciones y relaciones.

Una recomendación práctica: si sabes que tendrás una conversación importante, procura dormir bien la noche anterior. Así aumentas las probabilidades de mostrar tu mejor versión durante el diálogo.

Y en la relación de pareja, un gesto poderoso es colaborar para que ambos tengan las horas de sueño necesarias. Dormir bien los dos no solo suma energía, también mejora la comunicación y fortalece la conexión.

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